jueves, 5 de junio de 2014

Empieza lo bueno 10/05/14






Comienza el reto 10/05/14



Hoy he salido de casa por la mañana con una mochila y lo puesto para afrontar el reto soñado. No he querido despedidas de nadie, quiero que todo sea normal y cotidiano, como si lo hubiera hecho más veces.
Una mezcla de nervios e ilusión se apoderaban de mí y no quería pararme, solo irme yá y empezar pronto.
Mi Credencial nuevecita y sin sello ninguno aún.
Mi hija Paloma me acercó a la Estación de Renfe de Huelva para coger a las 10,35 el alvia destino a Madrid.
El viaje fué cómodo y rápido y en 4 horas estaba en Madrid en Atocha para pillar el de Pamplona poco despues.


A las 6,30 de la tarde y, como el que no quiere la cosa, estaba saliendo por las puertas de la Estación de Pamplona.

Pensaba por lo que habia leido en blogs que lo del taxi compartido era fijo y que habría gente buscando grupos para ello.

Nada de eso, salgo fuera y nadie con mochilas y en un rato me quedo sólo y sin saber que hacer.

Me dirijo a un taxi y me dá un precio alto para Saint Jean, cosa que no me podía permitir a la vez que intentaba convencerme que era lo mejor para mí.

Le dije que lo mejor era buscarme la vida y que me llevase a la de Autobuses. Allí lo mismo, nada de combinaciones posibles.
Empecé a sentir un poco de agobio con la hora que era y el calor que hacía y yó, con el Albergue de Saint Jean reservado y yá veía venir que iba a ser tarea dificil llegar en el día.

Me armé de valor y, decidido a salir de Pamplona y avanzar lo máximo posible, pregunté por la carretera de Francia. Una señora me informó amablemente que la opción era pillar un bus (el Nº 4) a Huarte para, andando un poco, llegar a la carretera hacia Francia.

Empecé con muy buena estrella, la misma que me acompañó durante todo el camino, y al rato de estar allí, un señor de una ferreteria con un furgón me paró.

Que verdad que el mundo está lleno de buena gente. Este hombre, de Villava, bastante campechano, además de llevarme más lejos de su destino, encima me paró un coche en medio de la carretera. Además era amigo de la familia Indurain y, conocía al gran Miguelón desde niño cuando reparaba su bici en la puerta de su ferretería. quien lo iba a decir del niño.......

La chica que paró tuvo un momento de incertidumbre y yó, intentando calmarla,  le dije que no pasaba nada si no me llevaba, que lo entendía perfectamente yá que no me conocía de nada y lo comprendería que no me llevase.

Afortunadamente para mi, de nuevo, accedió y, tal como paso con el señor anterior, no solo me llevó sino que me acercó a Roncesvalles. Bastante mas allá de su casa.

Llegué a Roncesvalles con la intención de seguir con mi buena racha y me puse de nuevo a hacer dedo. La tarde iba cayendo, hacía fresquito y aquello yá no pintaba bien. Yó iba con lo puesto y empezaba a comprobar que aquel clima, aún siendo primavera, era bastante más fresco que el mío y yó no estaba preparado con ropa adecuada al frio que hacía.
 

Despues de un buen rato sin éxito y con un frio considerable yá, decidí hacer noche allí y olvidar el Albergue francés.
Me dirijo a la colegiata y buscando alojamiento, me mandan a uno que es como una Iglesia al lado de la carretera.
Me alojo allí y paso una noche de frio de categoría. Llevaba sólo lo puesto, sin saco de dormir y, desconocía que hubiese mantas (lo supe por la mañana) Además la litera cerca de la puerta. A media noche le quité el forro al colchón de al lado y la almohada y me tapé con ellos.



 Real Colegiata de Roncesvalles.


Había de hospitaleros dos alemanes que no hablaban ni papa de español y a los que, por gestos, intenté convencer para que me dieran una litera más adentro. No hubo forma y como buenos alemanes de cabeza dura fué misión imposible. Despues cada uno se puso donde quiso. Pagué la novatada del primer día ......








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