jueves, 5 de junio de 2014




La preparación del material y la mía.



adaptación para fijar el transportín en la vaina.
para mi gusto se veían las alforjas demasiado altas pero no había otra opción.











soporte de dinamo de bici antigua que valió para sujetar una parte del transportín.






Hace unos dos meses, y con la idea de hacer realidad mi sueño del Camino, compré una bici nueva (una bonita Mtb Lapierre de 29") para hacer el ansiado Camino. Por cierto me dió un resultado excelente con la çunica falta de alguna corona más en algunos momentos.
Cuando faltaba poco, eché mano confiado del transportín de aluminio que había comprado junto con las alforjas en el año 2000. Logicamente no valía para ésta bici por tener ruedas mas grandes y, además, no tenía donde pillarlo, ni arriba ni abajo.Estuve buscando uno nuevo en internet y en tiendas de bicis y nada. Hasta que cogí un taburete y me senté muy bajito delante de la bici con el transportín en las manos y me puse a pensar.
En un lado había un agujerito y en el otro nada donde agarrar, además de el disco de freno y la anchura nueva tan distinta a la antigua Conor.
Me vino al pensamiento enseguida el soporte de una dinamo de las bicis de antes para pillarlo a la vaina dcha. Busqué y encontré y, despues de algunos ajustes y, poniendo debajo una goma gorda para no hacer daño quedaba divino.
En el otro lado aproveché el huequito que había para meter un tornillo largo de acero con tuerca frenante.
La cogida al cierre de la tija del sillín me la fabriqué con pletinas de acero.

Lo monté todo y quedó perfecto y fuerte y acopladita las alforjas perfectamente. (Pongo fotos por si alguien se encuentra con el mismo problema)

A partir de ahí salí todos los días con las alforjas cargadas para irme haciendo a ésa sensación tan extraña e incómoda que, te limita mucho. Es casi imposible pedalear de pié y tambien tienes que tener mucho cuidado de coger los baches lo más suaves posible para que no te vaya a dejar tirado con una rotura.

A pesar de todo, fué una constante durante todo el camino el cuidarlo y procurar, sobre todo en las bajadas, no golpear mucho para no romper.

El "invento" llegó a Santiago, despues de 860 Kms casi todo por caminos, en perfectísimo estado y, creo, que será de nuevo el transportín del próximo camino. Creo que la elasticidad del transportín de aluminio ayudó para que no rompiera. Cuando me acordaba, le daba un apretoncito a los tornillos por si acaso.

Por lo demás la bici no necesitó nada al ser nueva. Sólo faltaba que el tío se preparara bien pues, no habia llevado nunca alforjas y, tampoco sabia mucho de cuestas al vivir en un sitio a nivel del mar y sin montaña.
Empecé llenando las alforjas con botellas de Aquarius grandes y comprobé enseguida que diferente era aquello.
Le dí caña por raices y baches con la idea que si tenía que romper que fuera pronto, nó alli en el Camino..
Fisicamente estaba fuerte y la bici perfecta, sólo quedaba preparar equipaje y salir zumbando.

Compré algunas cosas en el decatlon como culote bueno de gel, candados, bolsa de manillar, guia del camino, herramientas multiusos etc.
Tambien compré a ultima hora y, habiendo enviado otros junto con la bici, unos zapatos de Mtb en el Sprinter. Estos merecen un capitulo aparte por lo que más adelante os contaré.

Fuí a la Asociación de amigos del Camino de Huelva a buscar mi Credencial y me informaron amablemente.

Otra cosa super importante fué que, despues de probar con el sillín original de la bici y otro más mullido, vi en la tienda uno con muy buena pinta, con corte enmedio y lo compré. ¡¡¡menos mal, que maravilla de sillin¡¡¡


este maravilloso sillin salvó mis posaderas.




Hice una lista ayudado por las webs del Camino y poco a poco lo preparé todo. Puse las herramientas y repuestos por un lado, la ropa de bici por otro y la de calle por otro lado.
Por medio de Bicigrino contraté el transporte de la bici y llamé a seur para que me trajeran la caja de carton grande, donde metería la bici y todo lo demás para enviarlos a Saint Jean. Por cierto, el casco llegó roto a Saint Jean. Lo reclamé llegado a casa pero, no valió para nada.
Yá el día 6/5 iba la bici de camino por delante, perfectamente embalada y con la ropa y demás cosas metidas en bolsas de plástico. Lo curioso es que no probé nunca si cab rían o nó las cosas en las alforjas. La aventura era total..










En las listas no faltó de nada. Más bien me pasé de cosas. Otra vez llevaría menos peso.
Había cosas, las mas pesadas, que eran imposibles de dejar en tierra como el candado grande, las herramientas multiusos y los repuestos de la bici.
Al ver las listas, recuerdo cuando con 13 años mi madre preparaba mi ropa para entrar en un colegio interno, sólo que ahora la ilusión era muy grande y antes no tenía ninguna.




Así llegó mi bici a Francia. Es perfecto estado todo, excepto el casco, que iba roto.












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